¿Te has quedado alguna vez en silencio y sin saber cómo continuar una conversación?
Conozco la sensación y es muy incómoda. Especialmente cuando estás hablando con alguien a quien quieres causar una buena impresión. Para algunos es una situación tan desagradable que incluso les puede crear pánico a conocer gente nueva.
Tu mente se queda en blanco. Tu interlocutor y tú permanecéis en un silencio que parece durar una eternidad. Intentas pensar en algo interesante para salir de esa situación, pero no encuentras nada.
Para ayudarte a que esto no te vuelva a ocurrir he recopilado en este artículo algunas de las mejores estrategias de los conversadores más brillantes.
El problema no es quedarte sin nada que decir
Tras investigar muchos patrones de comportamiento se ha comprobado que el principal obstáculo para mantener viva una conversación no es quedarte sin nada que decir, sino quedarte sin nada que querer decir.
Seguro que has vivido situaciones en que no te has atrevido a decir lo que estabas pensando en realidad. Te preocupaba lo que opinarían de ti si decías algo demasiado absurdo o fuera de contexto.
No, esto no puedo decirlo, es demasiado aburrido”. “No, esto no tiene nada que ver ahora”. “Esto tampoco, es demasiado personal”. Cuando algo no te parece lo suficientemente interesante o valioso, tu mente lo censura en un instante y no lo añade a la conversación.
Cuando creas que ya no tienes nada más que decir en una conversación, la realidad no es que te hayas quedado sin temas. Simplemente has agotado lo que ha pasado tu filtro de “esto es lo suficientemente bueno”.
Elimina tu censura para multiplicar tus temas
Piensa en las conversaciones que mantienes con tus amigos o familiares. En ellas puedes hablar de cualquier cosa por trivial que sea. Cosas como que el pan que has comido te ha parecido blando.
Pero eso podría terminar convirtiéndose en una conversación apasionante sobre las mentiras del pan integral, por ejemplo.
En este tipo de conversaciones la gente no filtra lo que va a decir. No tienen un listón elevadísimo de lo que merece la pena y lo que no. Sencillamente dicen lo que piensan.
Cuando te tomas un par de copas y hablas tanto no es porque te vuelvas más ocurrente: es porque has eliminado tu auto censura y dices lo que te pasa por la cabeza sin valorar si es lo suficientemente bueno.
A partir de ahora incorpora esta nueva norma: di lo que piensas siempre que no sea excesivamente polémico. Acabas de multiplicar por diez tu cantidad de recursos.
Tomado de habilidad social