Cambia el tiempo verbal a una pregunta
Cambiar el tiempo verbal de tus preguntas hacia el futuro o el pasado multiplica por tres la cantidad de temas de conversación.
Una conversación habitualmente se inicia en el presente (qué tal estás, qué haces aquí, de qué trabajas) y luego se puede desplazar hacia adelante o atrás en el tiempo.
Cuando creas estar quedándote sin temas, cambia el tiempo de algunos que ya hayas tratado. Si por ejemplo ya le has preguntado de qué trabaja, puedes preguntarle si está pensando en algún cambio profesional en el futuro próximo.
Cambiar el tiempo verbal de tus preguntas hacia el futuro o el pasado multiplica por tres la cantidad de temas de conversación.
Una conversación habitualmente se inicia en el presente (qué tal estás, qué haces aquí, de qué trabajas) y luego se puede desplazar hacia adelante o atrás en el tiempo.
Cuando creas estar quedándote sin temas, cambia el tiempo de algunos que ya hayas tratado. Si por ejemplo ya le has preguntado de qué trabaja, puedes preguntarle si está pensando en algún cambio profesional en el futuro próximo.
Responde incluso cuando no te pregunten
Para que tu interlocutor se sienta a gusto hablando contigo es crucial que te intereses por él. A la gente le gusta tanto hablar de sí misma que incluso está dispuesta a renunciar a dinero para poder hacerlo.
Sin embargo, una conversación debe ser como un partido de tenis. Un intercambio de información entre ambas partes. En el momento en que una de ellas la monopoliza, se convierte en un partido de frontón.
El problema es que si la otra persona no tiene demasiadas habilidades sociales y únicamente se limita a responder tus preguntas, tus conversaciones acabarán pareciendo interrogatorios y terminarán rápido.
Para evitarlo, acostúmbrate a responder aún cuando no te pregunten. Si le preguntas sobre su plato favorito de la gastronomía argentina y te contesta que el asado, siéntete libre de decirle que el tuyo es la empanada.
Profundiza en los cuatro temas emocionales
A medida que vayas avanzando en la conversación y según la predisposición que veas en tu interlocutor, intenta entrar en temas emocionales que generen emociones positivas. Si encontráis un vínculo ahí será mucho más poderoso.
¿Y cuáles suelen ser nuestros temas emocionales favoritos?
Son Familia, Aficiones, Viajes e Infancia (recuerdos). Los FAVI.
Estos temas nos permiten conectar con nuestras experiencias, sueños y aspiraciones, y ofrecen múltiples oportunidades para vincularnos emocionalmente.
¿Has estado en alguna de esas conversaciones donde todo el mundo menos tú se conoce de hace muchos años? Habrás visto que no dejan de contar historias sobre su infancia. Eso ocurre porque se están vinculando continuamente a través de sus recuerdos.
No seas tan lógico: usa las hipótesis
Un problema habitual es no saber entrar en el estado mental adecuado para una conversación. Si te has pasado todo el día estudiando o trabajando y no pasas a un estado más emocional, te costará empezar a interactuar socialmente.
Para encontrar nuevos hilos de conversación debes hablar de cosas menos lógicas. Emplea tu imaginación. Pregunta por posibilidades. Una excelente forma de hacerlo es usar preguntas hipotéticas.
¿Qué preferirías…?
Con esta empezarás a cambiar el estado lógico de tu interlocutor. “¿Preferirías no saber escribir o no saber leer?” “¿Preferirías ser una estrella del cine o un científico famoso?”. Las posibilidades son las que tú quieras.
Valora antes si la persona es demasiado racional. La gente suele empezar las conversaciones con desconocidos en un estado muy lógico y quizás les sorprenda que les hagas una pregunta alejada de sus esquemas mentales.
Para evitarlo, une tu pregunta con algo real que haya ocurrido recientemente. Si por ejemplo te cuenta que ayer vio la película Regreso al futuro, pregúntale a qué época preferiría retroceder si tuviera la posibilidad.
información tomada de habilidad social